El informe de Natalia Greene de la Coordinadora Ecuatoriana de organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (CEDENMA) presenta de manera concisa y certera los avances y retrocesos de la desigual lucha ecuatoriana por las contribuciones determinadas a nivel nacional (en adelante NDC).
La situación en Ecuador debería ya presentarnos los primeros signos de alarma. Y es que el país norteño ha sido uno de los últimos en Sudamérica en presentar sus NDC ante Naciones Unidas. Lo hizo en el primer semestre del año 2019, lo cual ha motivado la publicación de este informe. La situación climática en Ecuador es preocupante: los volcanes han perdido casi 50% de la superficie glaciar durante el último medio siglo, o que la temperatura aumentará 2°C hasta fin de siglo e incluso más en espacios como la Amazonía y Galápagos. Para ello, es que resulta necesario reducir las fuentes primarias de gases de efecto invernadero (en adelante GEI) como la energía (rubro en el que encontramos al transporte y las industrias de energía) o el uso de suelo, cambio de uso de suelo y silvicultura (USCUSS).
El compromiso de Ecuador se encuentra enmarcado dentro de la tendencia de la mayoría de países de Sudamérica: 9% de reducción de GEI en energía y 4% en USCUSS como metas no condicionada y 20,9% de reducción de GEI en energía y 20% en USCUSS como metas condicionada a que exista apoyo internacional. Lamentablemente, como se indica en el presente documento, la propuesta del Estado ecuatoriano no presenta ni metas con acciones claras, ni indicadores que posibiliten un adecuado monitoreo y verificación del cumplimiento de lo estipulado; por lo tanto, se requiere un nivel mayor de desglose de los compromisos señalados y así poder verificar su cumplimiento, algo que es requerido también a otros países como el Perú.
Otro contratiempo que se presenta es el de identificar los fondos públicos para alcanzar las NDC y no depender enteramente de los fondos de la cooperación internacional. Finalmente, se critica que la propuesta ecuatoriana no presenta un cuestionamiento integral al modelo de consumo ni de producción basado en la explotación y exportación de los recursos. Por más paliativos de mitigación que las propuestas estatales de NDC establezcan, se requiere con urgencia al menos una tentativa de innovación del modelo vigente de vida que tenemos y que nos ha llevado a este extremo climático.
El proceso de las NDCs en Ecuador no fue muy participativo. Es necesaria la participación de una sociedad civil sólida que se mantenga vigilante de las medidas propuestas e implementadas por el Estado ecuatoriano, a fin de perfeccionar la metodología para cuantificar la reducción de GEI y las acciones de mitigación. Sin la sociedad civil cerca, los Estados no contarán con las herramientas suficientes para poder implementar las acciones necesarias para hacerle frente al cambio climático.
– Richard O’Diana Rocca MOCICC